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Uno de los platos mas emblemáticos de la gastronomía italiana, junto con la pasta y la pizza, es el risotto. ¿Sabías que la palabra proviene de “riso”, que en italiano significa arroz?
Se cree que las primeras recetas de este arroz cremoso se originaron en las regiones de Lombardía y Piamonte durante el renacimiento. Desde entonces, su increíble sabor impresiona a todo aquel que lo prueba, tanto dentro como fuera de su país de origen.
Aunque la forma de hacerlo es siempre muy similar, la diferencia está en sus ingredientes.
¿Los más populares? El risotto de queso, al fungui, a la milanesa, a la marinera, con marisco y, por supuesto, el risotto de jamón ibérico que puedes hacer con restos de jamón. Nos referimos a aquellas partes más cercanas al hueso, donde ya es casi imposible cortarlo en formato "loncha" y lo extraemos en forma de taquitos o virutas. Con esta receta vas a dar una buena salida a esta parte del jamón y, además, hará que tu plato resulte delicioso. Una de las grandes ventajas de los taquitos o las virutas de jamón, con las que elaboraremos este plato, es su sabor intenso, que le dará un toque al plato irresistible. Vamos a enseñarte como se prepara, ahora mismo.
Ya debes saber que en Enrique Tomás somos amantes del buen jamón y que nos gusta aprovechar toda la carne de la pata trasera del cerdo, así que vamos a aprovechar esos trocitos de jamón menos vistosos para preparar este plato. ¡Te quedará de restaurante!
Si tienes que decidir entre qué tipo de jamón utilizar para tu risotto, si ibérico o serrano, la repuesta correcta dependerá del sabor que tengas en mente para elaborar tu plato. Dado que ambos jamones provienen de animales diferentes, el sabor nunca podrá ser el mismo.
El jamón ibérico está hecho con cerdos de raza ibérica que sólo se encuentran en España y Portugal, mientras que el jamón serrano proviene de cerdos blancos, de raza Duroc, Pietrain o Large White, que se encuentran en varias regiones del planeta.
Los cerdos de raza ibérica son más oscuros e infiltran la grasa en el músculo, cosa que no sucede con los cerdos blancos. ¿Qué significa esto? Que aunado a un determinado tipo de alimentación, crianza y ejercicio, esta carne es mucho más jugosa que la del cerdo habitual.
¿Quieres sorprender a tus comensales con un risotto de jamón fácil de preparar? A continuación te enseñamos como hacerlo.
Descubre cómo preparar una rica receta de risotto de jamón ibérico paso a paso. El ingrediente sopresa, el jamón. ¡Un placer mediterráneo!
Lo primero que harás para preparar este sencillo plato, será agregar el aceite de oliva en una olla. Una vez que se caliente, incorpora la cebolla previamente troceada para pocharla. Ten presente que la temperatura no debe estar muy alta, pues, de lo contrario, corres el riesgo de que la cebolla se queme y se ponga amarga.
Cuando veas que la cebolla ya está transparente, incorpora el jamón ibérico cortado en tiras o tacos y sofríelo durante unos minutos. Este sofrito es lo que le dará el sabor a tu plato.
Seguidamente, vierte el caldo en una olla y caliéntalo hasta que hierva. El caldo debe mantenerse caliente durante la preparación.
A continuación, agrega el arroz a la mezcla de la cebolla con el jamón y sofríelo durante un par de minutos más. Luego vierte el vino blanco y, cuando el alcohol se evapore, añade un cucharón de caldo y remueve.
A partir de ahora, cada vez que el arroz absorba el caldo vas a agregar un poco más, pero sin dejar de remover. Este procedimiento es lo que permitirá que se libere el almidón del arroz y puedas obtener la consistencia cremosa que lo caracteriza.
Una vez que el arroz esté al dente y caldoso, añade sal y pimienta, apaga el fuego, incorpora la mantequilla y, finalmente, el queso para que se funda con el calor.
Sirve tu risotto de jamón ibérico y decóralo con unas virutas de jamón.
Lo primero que harás para preparar este sencillo plato, será agregar el aceite de oliva en una olla. Una vez que se caliente, incorpora la cebolla previamente troceada para pocharla. Ten presente que la temperatura no debe estar muy alta, pues, de lo contrario, corres el riesgo de que la cebolla se queme y se ponga amarga.
Cuando veas que la cebolla ya está transparente, incorpora el jamón ibérico cortado en tiras o tacos y sofríelo durante unos minutos. Este sofrito es lo que le dará el sabor a tu plato.
Seguidamente, vierte el caldo en una olla y caliéntalo hasta que hierva. El caldo debe mantenerse caliente durante la preparación.
A continuación, agrega el arroz a la mezcla de la cebolla con el jamón y sofríelo durante un par de minutos más. Luego vierte el vino blanco y, cuando el alcohol se evapore, añade un cucharón de caldo y remueve.
A partir de ahora, cada vez que el arroz absorba el caldo vas a agregar un poco más, pero sin dejar de remover. Este procedimiento es lo que permitirá que se libere el almidón del arroz y puedas obtener la consistencia cremosa que lo caracteriza.
Una vez que el arroz esté al dente y caldoso, añade sal y pimienta, apaga el fuego, incorpora la mantequilla y, finalmente, el queso para que se funda con el calor.
Sirve tu risotto de jamón ibérico y decóralo con unas virutas de jamón.
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